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Verano: ¿amigo o enemigo de nuestra piel?

Si te expones prolongadamente al sol, vas a la playa o nadas en albercas sin seguir cuidados especiales en tu piel, podría sufrir alteraciones severas.


Mantener hidratada nuestra piel en verano, es elemental para que esté sana.

El verano es una de las temporadas favoritas de muchos, ya que se relaciona a las vacaciones, al sol, al mar, a las albercas y si no viajas, el clima nos invita a disfrutar de la vitamina D que nos ofrecen los rayos solares. Sin embargo, el verano también es una de las temporadas más delicadas, especialmente para quienes tienen piel sensible, ya que diversos factores en el ambiente pueden hacer que aparezcan alteraciones en la dermis que resultan molestas. Manchas en la piel, hongos, descamación, dermatitis solar y enrojecimiento son solo algunas de las alteraciones de la estación más calurosa del año y gran parte se debe a que los rayos UV, la radiación infrarroja y la luz visible, tienen un efecto mucho más fuerte al rebotar en superficies como el agua o la arena. De hecho, la irritación prolongada genera descamación, razón por la cual cuando vuelves de vacaciones, tu piel desprende pellejitos.


¿Cómo cuidar nuestra piel cuando esto ocurre? Antes que nada, recuerda que es importante utilizar protector solar. Sí, este punto puede sonar repetitivo, pero en serio, es elemental que lo utilices incluso estando en casa. Para elegir tu protector solar debes tomar en cuenta el SPF o factor de protección solar, el cual te ayuda a determinar el tiempo de protección que tienes ante la exposición a los diversos rayos que existen. Si tu piel es delicada, opta por aquellos que tengan un FPS +50 y que en su empaque indiquen de qué tipo de radiaciones te protegen.

  • Rayos UVB. Estos rayos son los culpables de que te pongas como “camarón” o bien, que agarres un tono tostado. Actúan principalmente en la epidermis activando la melanina, también son los causantes de las quemaduras solares e incluso de la aparición de cáncer de piel.

  • Rayos UVA. Estos generan envejecimiento cutáneo y melasma (manchas en el rostro), ya que penetran mucho más profunda nuestra piel.

  • Rayos infrarrojos. Estos llegan a niveles más profundos y deshidratan tu piel.

  • Luz visible. Esta ocasiona el envejecimiento prematuro de la piel, arrugas y más.

Cuando nos exponemos al sol, la resequedad en la piel aparece porque pierde demasiada agua y aceite. Esta resequedad genera comezón e incluso modifica la apariencia de la piel y claro, pensarás que el utilizar crema puede ser la mejor opción y sí, pero no siempre elegimos la adecuada. Muchas cremas dejan la piel grasosa y esto no significa que sea buena porque en lugar de tener una buena absorción, se queda adherida a nuestra piel sin aportar beneficio alguno. Busca aquellas que estén formuladas especialmente para pieles sensibles, estresadas o con tendencia atópica, estas ayudarán a hidratar a profundidad y mantener las defensas naturales de la piel sin alterar el pH de la piel sana. Antes de comprar una crema, checa que en la etiqueta contenga extracto glicólico de avena, con propiedades humectantes y suavizantes, ideal para pieles secas; glicerina, que ayuda a mejorar la hidratación y humectación de la piel, brinda sensación calmante y debido a que atrae naturalmente el agua promueve la retención de humedad de la piel y manteca de kokum, la cual contiene un alto contenido en ácidos grasos insaturados que ayudan a proteger y regenerar la piel con tendencia a seca y madura, mantiene la flexibilidad y previene la degeneración celular. Con estos consejos podrás darle a tu piel los cuidados necesarios después de disfrutar de los días de sol veraniegos.

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